Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Reyes 1, 4-16

4 Por eso, así habla Yahveh: Del lecho al que has subido no bajarás,
porque de cierto morirás.» Y Elías se fue.

5 Los mensajeros se volvieron a Ocozías y éste les dijo: «¿Cómo así
os habéis vuelto?»

6 Le respondieron: «Nos salió al paso un hombre que nos dijo:
“Andad, volveos al rey que os ha enviado y decidle: Así habla
Yahveh:

¿Acaso porque no hay Dios en Israel envías tú a consultar a Baal
Zebub,
dios de Ecrón? Por eso, del lecho al que has subido no bajarás, porque de
cierto morirás.”»

7 Les preguntó: «¿Qué aspecto tenía el hombre que os salió al paso y
os dijo estas palabras?»

8 Le respondieron: «Era un hombre con manto de pelo y con una faja
de piel ceñida a su cintura.» El dijo: «Es Elías tesbita.»

9 Le envió un jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres, que subió
a donde él; estaba él sentado en la cumbre de la montaña, y le
dijo:

«Hombre de Dios, el rey manda que bajes.»

10 Respondió Elías y dijo al jefe de cincuenta: «Si soy hombre de
Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus
cincuenta.» Bajó
fuego del cielo que le devoró a él y a sus cincuenta.

11 Volvió a enviarle otro jefe de cincuenta, que subió y le dijo:

«Hombre de Dios. Así dice el rey: Apresúrate a bajar.»

12 Respondió Elías y le dijo: «Si soy hombre de Dios, que baje fuego
del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta.» Bajó fuego del
cielo que le
devoró a él y a sus cincuenta.

13 Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta; llegó
el tercer jefe de cincuenta, cayó de rodillas ante Elías y le suplicó diciendo:

«Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta tuyos
sea preciosa a tus ojos.

14 Ya ha bajado fuego del cielo y ha devorado a los dos jefes de
cincuenta anteriores y a sus cincuenta; pues que ahora mi vida sea preciosa
a tus ojos.»

15 El Angel de Yahveh dijo a Elías: «Baja con él y no temas ante él.»
Se levantó y bajó con él donde el rey,

16 y le dijo: «Así dice Yahveh: Porque has enviado mensajeros para
consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, por eso, del lecho al que has subido
no bajarás, pues de cierto morirás.»